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La música folclórica de Chile se caracteriza por la mezcla de sonidos tradicionales aborígenes con aquellos traídos desde España. La cueca, danza nacional desde 1979,[1] es un buen ejemplo de ello: tiene características propias dependiendo de la zona del país en que se representa.
El folclore[2] más tradicional ha sido ejecutado a través del tiempo por diversos artistas, destacando algunos como Silvia Infantas, Margot Loyola, Nicanor Molinare y conjuntos como Los de Ramón y Los Huasos Quincheros. Desde principios de los años 1960, con el llamado Neofolklore,[3] y sobre todo durante los años 1970, con la llamada Nueva Canción Chilena,[4] se produjo un resurgimiento de la música de raíz folclórica, con artistas que investigaron los orígenes musicales de su país y compusieron e interpretaron sus propios temas inspirados en estas investigaciones. De este movimiento destacan músicos como Víctor Jara, Patricio Manns, Violeta Parra y grupos como Illapu, Inti-Illimani, Los Jaivas y Quilapayún. También se han encargado de difundir y mantener vivo el acervo musical chileno distintos grupos de danza, como el Bafona (Ballet Folclórico Nacional, 1965)[5] y el Bafochi (Ballet Folclórico de Chile, 1987).[6]